Según el Informe Anual sobre Incendios Forestales de la Unión Europea, el 2019, fue el peor año de la historia en todo el mundo, ardiendo en Europa más de 400.000 hectáreas de terrenos naturales, afectando un número récord de espacios naturales protegidos, siendo España, Portugal y Polonia los países miembros con mayor número de incendios. A su vez, la frecuencia, intensidad y peligrosidad de los Grandes Incendios Forestales (GIF) ha aumentado, haciendo evidente que los medios actuales en labores de extinción no son suficientes.
En este contexto es necesario mejorar la Gestión y Planificación de los incendios, poniendo en valor el monte como un instrumento de prevención, para tener un territorio adaptado a los efectos del cambio climático, respetando los servicios ecosistémicos y la creación de empleo e innovación en áreas rurales, apoyando la economía local y la conservación del paisaje. También es importante delimitar las competencias y la coordinación con las administraciones como una medida de prevención.
En esta comunicación se recogen una serie de buenas prácticas preventivas y de extinción de incendios resultado del trabajo realizado en los talleres participativos llevados a cabo en Valladolid y Ávila dentro del proyecto FIREPOCTEP (Diputación de Ávila, FACYLE, Universidad de Extremadura, BALAM, JCyL, CESEFOR, Acapri y CARTIF) junto con la participación de administraciones, asociaciones forestales, universidades y entidades empresariales. La promoción de estas experiencias permitirá orientar acciones de gestión y medidas estratégicas.
Entre estas experiencias destacan los cortafuegos productivos, infraestructuras de prevención básica con gran potencial de explotación económico (agrícola, ganadera, forestal o mixta) que suponen una reducción significativa del combustible vegetal dificultando la propagación del fuego. A su vez, una gestión agrícola sostenible puede aportar medidas que minimicen el riesgo de incendios, con prácticas preventivas para las quemas, rastrojos, maquinaría y accesos agrícolas. Además, el desbroce natural mediante el ganado caprino de zonas boscosas y cultivos agrícolas ofrece valores ambientales y económicos frente al desbroce mecánico y dentro de las medidas de extinción la digitalización de los planes de emergencia ante incendios forestales.
Finalmente, el enfoque ecosistémico de estas medidas preventivas contribuye a facilitar la justificación y difusión de las acciones considerando estas medidas como Soluciones Basadas en la Naturaleza, evaluando su impacto a través de los co-beneficios asociados sobre la prevención y gestión de Incendios Forestales (mejora de la biodiversidad, bienestar humano, etc.).