Egibide, junto con la ONG Ingeniería para la Cooperación, el Ayuntamiento de Amurrio y las empresas Preoca, Cimas, Consultur, Intergaiak y 2más2, ha desarrollado el proyecto 'Araban zu zero', una calculadora alavesa de huella climática para averiguar en qué medida contribuyen nuestros hábitos diarios al cambio climático y mejorarlos, reduciendo su impacto ambiental.
El proyecto forma parte de la iniciativa Alianza Alavesa 2030, que impulsa la Diputación Foral de Álava para la consecución de los 17 ODS de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Su objetivo principal es sensibilizar a la población de la provincia de la emergencia climática actual, con emoción y esperanza, para hacerla partícipe no solo de una reducción personal y familiar de su huella, sino también de un movimiento de incidencia y activismo ecológico que alcance a todos los agentes del territorio.
La calculadora está alojada en la página web https://arabanzuzero.eus y se ha desarrollado sobre los seis ejes que mayor incidencia tienen en el medio ambiente: hogar, energía, agua, residuos, consumo y movilidad. Mide nuestra huella de carbono anual indicada en Kg de CO2, y nuestra huella hídrica anual, en m3. El resultado se visibiliza a través de una escala de colores y un mensaje personalizado. Su singularidad frente a otras ya existentes es que ofrece una serie de recomendaciones centradas en Álava para mejorar el impacto ambiental de nuestros hábitos y comportamientos en la lucha contra el cambio climático.
Más de 2.500 personas han completado hasta el momento la encuesta interactiva de la 'Calculadora alavesa de huella climática', donde se recoge el impacto de nuestra actividad cotidiana en el medio ambiente.
Los resultados obtenidos muestran un valor medio de emisiones de GEI que al menos dobla el recomendado (2.300 kg CO2 por persona y año), registrándose el más alto en la franja de edad de 31-50 años y el más bajo en la de 0-18 años y en las personas mayores de 70 años, debido principalmente al alto impacto de la movilidad. Además, las menores de 30 años presentan los consumos más altos de agua, frente a las mayores de 30, con los más bajos.